Lo que nos hace únicos no puede ser lo mismo que haga únicos a los demás. Debemos sentirnos representados con lo que somos, con la familia de la que formamos parte. Y, por supuesto, debemos saber cuáles son nuestros valores diferenciales y cuáles son las metas que queremos alcanzar.
Es interesante que comentemos libremente nuestras ideas, nuestras preocupaciones y nuestras inquietudes. Eso hará que seamos más transparentes y que no existan barreras a la creatividad. Toda idea puede servir de trampolín para llegar al punto que necesitamos. Trabajamos codo con codo en un grupo reducido, por lo que no debemos sentirnos intimidados o coartados.
Tenemos la suerte de trabajar en algo que nos motiva mucho. Nos gustan las cosas bien hechas. No nos importa dedicar el tiempo que haga falta hasta que quede realmente bien. Si creemos que podemos unir dos cosas que a priori parecen desconectadas, las uniremos. Para nosotros y nosotras, es mejor participar en pocos proyectos de los que nos sintamos realmente orgullosos a formar parte de muchos sin que podamos aportar todo lo que somos.
Si queremos trasladar nuestra filosofía y visión a otros, tenemos que creer en lo que hacemos. La confianza en uno mismo es esencial para formar un equipo fuerte. Todos y todas tenemos mucho que aprender, y esto nos sucederá siempre. Lo importante es tener ganas y una buena actitud. Ser curiosos y ambiciosos en nuestro trabajo pueden ser cualidades que nos lleven a crecer y a estar orgullosos de lo que creamos.
Reconocer el trabajo y el éxito de lxs compañerxs es algo que nos hace mejores personas. También es genial alabar el trabajo de otros cuando nos ha gustado. Nos encanta tener una lista de amigos y colaboradores que no para de crecer. Las personas que decidimos tener cerca dicen mucho de nosotros, y estamos orgullosos de que nos definan tan bien. Sin duda, tener grandes referentes hace que hoy seamos lo que somos.
Todos, absolutamente todos, nos equivocamos. Lo mejor de esto es aprender de los errores. Aunque suene obvio, es importante que sepamos asumir ciertos fallos que seguro impulsarán nuestro crecimiento. Al trabajar en equipo, los errores también suelen ser colectivos. No hace falta designar un artífice de lo ocurrido. Es más, es muy probable que todos y todas estemos involucrados.
Aceptar cualquier proyecto no nos hace mejores. Debemos saber de dónde venimos y hacia dónde vamos. Estemos en el momento en el que estemos, debemos ser coherentes con nuestro modelo de negocio, aunque eso suponga no formar parte de algunos proyectos. Si no encajan en nuestro universo, en nuestros valores, o incluso no contamos con el tiempo suficiente como para hacer un trabajo que esté a la altura, no debemos sentirnos culpables por decir ‘no’.
Por mucho que nos guste nuestro trabajo, debemos tener tiempo libre para hacer otras actividades que también nos gusten, como salir a correr, ir a yoga, ir a clases de inglés o cenar sushi.
Tengamos las acreditaciones académicas que tengamos, no debemos dejar de formarnos nunca. La mejora constante y la superación harán que dejemos atrás nuestros miedos, que crezcamos como profesionales y también como personas. Ir incorporando cursos será bueno para nuestro CV, pero será aún mejor para nuestra propia experiencia. Por muy polifacéticos que seamos, es importante que aprendamos de cada una de las personas de nuestro equipo. Nos sentamos cada día con compañerxs que, aunque tengan un perfil diferente al nuestro, tienen mucho que enseñarnos.
Para ser innovadores en cada paso que damos, asumimos que debemos estar al día de los últimos avances del sector. Por eso, dedicamos diariamente unos minutos para conocer tendencias, ver alguna Ted Talk o adoptar una nueva metodología a nuestro plan de trabajo. También nos encanta descubrir nuevas herramientas, probarlas y sorprendernos cada día.
A todos y todas nos viene bien salir de la oficina. Ya sea para buscar inspiración en una cafetería o para aprender de todo lo que va sucediendo afuera. Es importante que nos movamos, que establezcamos relaciones con otras empresas del sector, con clientes o con gente con la que nunca hubiésemos imaginado que hablaríamos. Que siempre tengamos en la agenda alguna feria, evento o workshop al que acudir próximamente. Es decir, que salgamos para volver renovados a nuestro lugar habitual de trabajo.
Trabajamos en equipo en la oficina, aunque ocasionalmente también lo hacemos en lugares más informales. Siempre viene bien una escapadita al campo o unas cervezas al salir para recargar pilas. Por eso, proponemos planes que nos hacen crecer como equipo.
Por muy obvio que parezca, nunca está de más recordar que somos personas, con más o menos superpoderes, pero personas, al fin y al cabo. Nuestra vida personal siempre será más importante que nuestro trabajo. Por eso, si tenemos algún problema y queremos comentarlo con lxs compañerxs, solo tenemos que decirlo. Esto hace que, además de compañerxs de trabajo, seamos amigos. Y ya se sabe que entre amigos todo es mejor.
Que la inspiración nos pille escuchando buena música. Si nos sentimos cómodas en nuestro ambiente de trabajo, encontraremos más y mejores ideas. Regamos nuestros cactus cuando nos piden agua y salimos al balcón los días de solazo. Incluso cantamos (bajito) cuando nos apetece sin molestar a la compañera de al lado.
Si la ganadora de un premio Nobel no compartiese su éxito, estaría quitando relevancia a este galardón. Lo mismo ocurre con los éxitos que vamos alcanzando. Sean grandes o pequeños, siempre debemos celebrar todas las cosas buenas que vengan, que seguro que hemos peleado para que así sea.
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